CAPITULO 9 - EL TRABAJO COTIDIANO
“Disfruto al practicar mis nuevas habilidades mentales”
SI
ABANDONARAN LA PRIMERA VEZ QUE SE CAEN, LOS NIÑOS JAMAS APRENDERÍAN A CAMINAR
Como
con cualquier otra cosa nueva que usted aprender, necesita practicar para
incorporar todo esto a su vida. Primero hace falta mucha concentración, y hay
quien piensa que esto lo convierte en un “trabajo duro”. A mí no me gusta
considerarlo así, sino más bien como algo nuevo que hay que aprender.
El
proceso de aprendizaje es siempre el mismo, no importa lo que se aprenda; tanto
da que sea conducir un coche, escribir a máquina, jugar al tenis o pensar de
manera positiva. Primero andamos a tientas y a tropezones mientras nuestro
subconsciente aprende, ensayando y fallando, y sin embargo cada vez que
volvemos a practicar se nos hace más fácil y nos sale un poco mejor. Claro que
nadie lo hará “perfectamente” el primer día; hará lo que pueda, y eso, para empezar, ya está bien.
No
olvide decirse con frecuencia: “Estoy haciéndolo lo mejor que puedo”
PRODÍGUESE
TODO EL APOYO POSIBLE
Recuerdo
muy bien mi primera conferencia: Cuando bajé del podio me dije inmediatamente:
“Louise, estuviste fantástica. Absolutamente estupenda para ser la primera vez.
Cuando hayas dado cinco o seis conferencias más, serás una profesional”.
Un
par de horas más tarde, me dije que habría algunas cosas que cambiar, y anoté
mentalmente dos o tres, pero me negué rotundamente a criticarme.
Si
hubiera bajado del podio vapuleándome a mí misma con frases como: “Oh, qué mal
estuviste. Te equivocaste en esto, te olvidaste de lo otro y dijiste mal lo de
más allá”, me habría sentido aterrorizada en mi segunda clase. Tal como fueron
las cosas, la segunda salió mejor que la primera, y para la sexta ya me sentía
realmente como una profesional.
OBSERVE
CÓMO FUNCIONA “LEY” EN NUESTRO ENTORNO
Poco
antes de empezar a escribir este libro me compré un ordenador con un programa
de procesamiento de textos. Era algo nuevo que había decidido aprender.
Descubrí que aprender a usar mi “Mago”, como decidí llamarlo, era muy parecido
a aprender las Leyes Espirituales.
Cuando asimilé las leyes del ordenador y del programa, vi que
ciertamente era “mágico” lo que podían hacer por mí. Pero si no seguía al pie
de la letra sus leyes, o bien la cosa no funcionaba como “yo” quería, o
simplemente no pasaba nada. El “Mago” no me hacía la menor concesión. Ya podía
yo frustrarme a mi gusto; él esperaba pacientemente a que yo aprendiera sus
leyes, y entonces me brindaba su magia. Y para eso necesité práctica.
Lo
mismo pasa con el trabajo que usted está encarando ahora. Debe aprender las Leyes Espirituales y
seguirlas al pie de la letra. No podrá adaptarlas a su antigua manera de
pensar. Debe aprender y hablar un
lenguaje nuevo, y cuando lo consiga, “entonces” la “magia” se manifestará en su
vida.
REFUERCE
SU APRENDIZAJE
Cuantas
más maneras encuentre de reforzar el aprendizaje, mejor. Yo le sugiero que:
Exprese
gratitud. Escriba afirmaciones. Practique la meditación. Disfrute al
ejercitarse. Mejore su nutrición. Exprese afirmaciones en voz alta. Cante sus
afirmaciones. Tómese tiempo para ejercicios de relajación. Use y
visualizaciones e imágenes mentales. Lea y estudie.
MI
TRABAJO COTIDIANO
Mi
trabajo diario se desarrolla aproximadamente así: Al despertarme, en lo primero
que pienso antes de abrir los ojos es en dar gracias por todo lo que se me
ocurre. Después de ducharme, dedico una
media hora a la meditación y a decir afirmaciones y plegarias. A continuación,
unos quince minutos de ejercicios, generalmente con el trampolín. A veces sigo
algún programa matutino de gimnasia aeróbica por tv. Y ya estoy lista para el desayuno: fruta o
zumo de frutas e infusiones de hierbas. Doy las gracias a la Madre Tierra por brindarme estos productos, y agradezco a
las frutas y las hierbas que den su vida para que yo pueda alimentarme. Antes
de almuerzo me gusta mirarme en un espejo y hacer algunas afirmaciones en voz
alta, o incluso cantándolas. Algo así como:
Louise,
eres maravillosa y te quiero. Este es uno de los mejores días de tu vida. Todo lo que sucede, sucede para tu bien. Todo
lo que te hace falta saber te es revelado. Todo lo que necesitas te llega. Todo
está bien.
Mi
almuerzo suele consistir en una abundante ensalada, y una vez más bendigo y
agradezco la comida. Al atardecer me paso algunos minutos en la tabla
inclinada, dejando que mi cuerpo se relaje profundamente, y a veces escucho
música durante ese rato. La cena consiste en verduras cocidas al vapor y
cereales. A veces también como pescado o pollo. Mi cuerpo funciona mejor con
alimentos simples. Me gusta compartir mi cena, y cuando somos varios
intercambiamos bendiciones además de bendecir la comida. A veces, por la noche, dedico un rato a leer
y estudiar. Siempre hay algo más que
aprender, pero también suelo aprovechar esa hora para escribir diez o veinte
veces la afirmación con la que estoy trabajando. Cuando me voy a la cama hago
unos instantes de recogimiento. Repaso los acontecimientos del día y bendigo
cada actividad. Afirmo que dormiré profundamente y que me despertaré fresca y renovada,
jubilosa ante el nuevo día. Parece
abrumador, ¿verdad?
Al
comienzo, todo eso impresiona muchísimo, pero después de un corto tiempo la
nueva manera de pensar se habrá convertido en parte de su vida y lo hará
fácilmente, porque será algo tan automático como ducharse o cepillarse los
dientes.
Podría
ser maravilloso para una familia que sus miembros se dediquen a hacer juntos
algunas de estas cosas; por ejemplo meditar en grupo para empezar el día, o
bien antes de cenar, es fuente de paz y armonía para todos. Si les parece que
no tienen tiempo, podrían levantarse media hora antes: los beneficios bien
valen el esfuerzo.
¿CÓMO
EMPIEZA USTED SU DIA?
¿Qué
es lo primero que dice usted por la mañana, cuando se despierta? Todos tenemos
algo que nos decimos prácticamente cada
día. ¿Es positivo o negativo? Yo recuerdo la época en que me despertaba
gimiendo: “Ay, Dios mío, otro día más”. Y así eran exactamente los días que
tenía: todo me iba mal, una cosa tras otra. Ahora, cuando me despierto, sin
abrir siquiera los ojos, agradezco a la cama el sueño reparador que me ha
brindado. Después de todo, nos hemos pasado toda la noche cómodamente juntas.
Entonces, todavía con los ojos cerrados, me quedo unos diez minutos sin hacer
otra cosa que agradecer todo lo bueno que hay en mi vida. Me programo un poco
el día, afirmando que todo me irá bien y que lo disfrutaré muchísimo. Todo
esto, antes de levantarme.
LA
MEDITACIÓN
Todos
los días, concédase unos minutos para “meditar” en paz. Si no tiene la
costumbre de hacerlo, empiece con cinco minutos. Siéntese en silencio a
observar su propia respiración y deje que los pensamientos pasen tranquilamente
por su mente. No les dé importancia y se irán. La naturaleza de la mente es
pensar, de modo que no trate de liberarse de los pensamientos.
Hay
muchas clases donde se enseña meditación, y abundan los libros en que puede
estudiar maneras de meditar, pero no importa cómo o por dónde empiece: ya
terminará por crearse su método. Yo, generalmente, me siento en silencio y
pregunto: ¿Qué es lo que necesito saber? Y dejo que la respuesta me llegue, si
quiere, y si no, sé que me llegará en otro momento. No hay maneras correctas ni
incorrectas de meditar.
Otra
forma meditación consiste en sentarse a observar cómo va y viene en nuestro
cuerpo la respiración. Al inhalar cuenta uno, al exhalar cuente dos, al inhalar
cuente tres, al exhalar cuente cuatro.... Siga contando hasta llegar a diez, y
vuelva a empezar por uno. Si descubre
que su mente está haciendo la lista de la compra, vuelva a empezar por uno. Si
se encuentra con que ha seguido contando hasta 25, vuelva a empezar por uno.
Tuve
una clienta sumamente brillante e inteligente. De mente excepcionalmente
despierta y rápida, tenía un gran sentido del humor, y, sin embargo, no
conseguía salir adelante. Tenía un gran exceso de peso, sus finanzas eran una
ruina, estaba frustrada con su carrera y durante muchos años no había tenido un
solo romance. Rápidamente aceptó todos los conceptos metafísicos, que le
parecían llenos de sentido, pero era tan inteligente, tan rápida, que se le
hacía difícil disminuir la velocidad lo suficiente como para practicar, durante
un tiempo que le sirviera para algo, las ideas que tan instantáneamente
captaba.
La
meditación diaria le ayudó enormemente. Empezamos con cinco minutos por día, y
muy despacio fuimos llegando hasta los 15 ó 20 minutos.
Ejercicio:
Las afirmaciones diarias
Tome
un par de afirmaciones y “escríbalas” de 10 a 20 veces por día. “Léalas en voz
alta,” con entusiasmo. Componga una canción con ellas, y cántela con alegría.
Deje que su mente se concentre durante todo el día en estas afirmaciones. Las
afirmaciones que se usan en forma constante se convierten en creencias, y
siempre producirán resultados, a veces de manera que no podemos ni siquiera
imaginar.
Una
de mis creencias es que siempre tengo buenas relaciones con mis arrendadores.
La última persona que me alquiló una vivienda en Nueva York era un hombre que
tenía fama de poner siempre muchas dificultades, y todos los inquilinos se
quejaban de él. En los cinco años que viví allí no lo vi más que en tres
ocasiones. Cuando decidí mudarme a California, decidí también venderlo todo y
empezar de nuevo, sin ningún lastre del pasado. Entonces empecé a hacer
afirmaciones como:
Todo
lo que tengo se vende fácil y rápidamente. La mudanza es muy fácil de hacer.
Todo funciona de acuerdo con el Orden Divino. Todo está bien.”
No
pensé en lo difícil que sería vender las cosas, ni en dónde dormiría las noches
previas a la mudanza, ni en ninguna otra cosa negativa. Me limité a
insistir con mis afirmaciones. Pues
bien, entre clientes y alumnos me compraron muy pronto todas las cosas pequeñas
y la mayor parte de los libros. Informé por carta a mi arrendador de que no le
renovaría el contrato, y para mi gran sorpresa, recibí una llamada telefónica
de él para decirme que lamentaba mucho mi partida. Se ofreció a escribirme una
carta de recomendación para el nuevo propietario, en California, y me preguntó
si le podría vender mis muebles, porque había decidido volver a alquilar aquel
apartamento amueblado.
Mi
Conciencia Superior había sintetizado mis dos creencias, la de que siempre
tengo buenas relaciones con mis arrendadores y la de que todo se vendería
fácil y rápidamente, de una manera que a
mí jamás se me habría ocurrido. Con gran
pasmo de todos los demás inquilinos, hasta la última noche pude dormir en mi
propia cama, en un apartamento cómodamente amueblado, ¡y me pagaron por
hacerlo! Salí de casa con una maleta de ropa, el exprimidor, la licuadora, el
secador de pelo y la máquina de escribir, amén de un sustancioso cheque, y sin
prisa alguna me fui a tomar el tren para Los Angeles.
NO
CREA EN LAS LIMITACIONES
Al
llegar a California necesitaba comprar un coche, y como antes no había comprado
ninguno allí ni había hecho ninguna otra compra importante, no tenía crédito
establecido. Los bancos no querían dármelo, ya que ser mujer y trabajar como
profesional independiente no me servía de mucho. Como no quería gastarme mis
ahorros en comprar un coche nuevo, la cuestión del crédito se convirtió para mí
en una especie de trampa.
Me
negué a ceder a ningún pensamiento negativo referente a la situación. Alquilé
un coche y me dije una y otra vez: “Tengo un hermoso coche nuevo, conseguido
con toda facilidad.”
Al
mismo tiempo, dije a toda la gente que conocía que quería comprarme un coche
nuevo, y que hasta el momento no había podido conseguir un crédito. Unos tres
meses después acerté a conocer a una mujer de negocios y ambas nos caímos bien
mutuamente. Cuando le conté la historia del coche, me dijo: “Oh, ya me ocuparé
yo de eso”.
Llamó
a una amiga que trabajaba en un banco y que le debía favores, le dijo que yo
era una “vieja amiga” y le dio unas referencias estupendas de mí. Tres días
después salía yo de una agencia conduciendo mi hermoso coche nuevo.
El
proceso, como tal, me había dejado impresionada. Creo que la razón de que
hubiera necesitado tres meses para que el coche se manifestase fue que nunca me
había comprometido a pagar cuotas mensuales, y la niña que hay en mí estaba
asustada y necesitaba tiempo para atreverse a dar un paso semejante.
Ejercicio:
Me amo a mí misma
Supongo
que a estas alturas usted ya estará casi todo el tiempo diciendo: “Me acepto y
me apruebo”. Es una base excelente. No deje de hacerlo durante un mes más por
lo menos.
Ahora
tome un bloc de papel y escriba en la primera página: “Me amo, así que...”, y
termine esta oración de tantas maneras como se le ocurran. Relea diariamente su
lista y a medida que se le ocurran cosas nuevas, añádaselas.
Si
puede trabajar en pareja, hágalo. Tómese de la mano y altérnense ambos (o
ambas) para decir: “Me amo, así que....) El mayor beneficio que se obtiene de
este ejercicio es que uno aprender que es casi imposible que se reste
importancia cuando está diciéndose que se ama.
Ejercicio:
Aduéñese de lo nuevo
Visualícese
o imagínese teniendo, haciendo o siendo aquello que constituye la meta de su
esfuerzo. Imagínelo con todo detalle. Sienta, vea, toque, saboree, oiga, huela.
Observe las reacciones de otras personas frente a su nuevo estado, y, sean
cuales fueren, acepte que eso está perfectamente para usted.
Ejercicio:
Expanda su conocimiento
Lea
todo lo que pueda para expandir su entendimiento de cómo funciona la mente. Es
mucho lo que puede llegar a saber, y este libro
no es más que “un paso” en su camino. Busque otros puntos de vista; oiga
cómo otros le dicen lo mismo de manera diferente. Estudie durante un tiempo con
un grupo, hasta que ya no tenga más necesidad de ellos.
Este
es un trabajo para toda la vida. Cuanto más aprenda, cuanto más sepa, cuanto
más practique, mejor llegará a sentirse y más maravillosa será su vida. Este es un trabajo que hace que usted se
“sienta bien”.
COMIENCE
A MANIFESTAR LOS RESULTADOS
Al
practicar tantos de estos métodos como le sea posible, usted empezará a
manifestar los resultados de este trabajo. Verá los pequeños milagros que se
producen en su vida. Las cosas que quiere eliminar de ella desaparecerán por sí
solas. Lo que desea que suceda surgirá en su vida como por arte de magia, ¡y
alcanzará satisfacciones que jamás se habría imaginado!
Yo
me quedé sorprendida y encantada cuando, tras algunos meses de haber iniciado
mi trabajo mental, empecé a parecer más joven. ¡Y ahora represento diez años
menos de lo que representaba hace diez años!
ÁMESE
TAL COMO ES, Y AME TODO LO QUE HACE. Ríase de usted y de la vida, y nada podrá
afectarle. Al fin y al cabo, todo es temporal. Sea como fuere, en su próxima
vida usted lo hará todo de diferente manera, así que, ¿por qué no empezar
ahora?
Podría
leer alguno de los libros de Norman Cousins, que riéndose se curó de una
enfermedad mortal. Lamentablemente, no cambió los modelos mentales que le
provocaron aquella enfermedad, de modo que acabaron creándole otra. Y, sin
embargo, ¡también de la segunda se curó riendo!
Son
muchas las formas en que puede abordar su curación. Inténtelas todas, y después
use las que más atractivas le parezcan.
Por
la noche, cuando se acueste, cierre los ojos y agradezca todo lo que hay de
bueno en su vida. Su gratitud le traerá más bendiciones.
No
escuche las noticias por la radio ni vea el telediario antes de acostarse. No
contamine sus sueños con una lista de desastres. Al soñar hacemos un importante
trabajo de limpieza, y usted puede pedir al mecanismo del sueño que le ayude
con cualquier cosa en la que esté trabajando. Con frecuencia, a la mañana
siguiente recibirá una respuesta.
Vaya
a acostarse en paz. Confíe en que el proceso de la vida está de su parte y
ocúpese de todo para su mayor bien y su máxima alegría.
No
hay necesidad de convertir en algo monótono nada de lo que esté haciendo. Todo
puede ser un juego, divertido y jubiloso. ¡Depende de usted! Hasta la práctica
del perdón y la renuncia al resentimiento pueden ser divertidas, si usted se
empeña en que lo sean. Pruebe a hacerse una cancioncita con esa situación o esa persona de la que
tanto le cuesta liberarse. Si entona una copla, verá como todo el procedimiento
se aligera. Cuando trabajo con mis clientes, los animo a reírse tan pronto como
puedo. Cuanto más nos riamos de nuestros problemas, más fácil nos resultará
liberarnos de ellos.
Si
usted viera una comedia cuyo argumento se basara en sus problemas, le causarían
risa. La tragedia y la comedia son la misma cosa. ¡Ver una o la otra no depende
más que del punto de vista! “Oh, ¡qué tontos pueden ser los mortales!”
Haga
todo lo que pueda para que su trabajo de transformación sea un placer y un
gozo. ¡Diviértase!
En la infinitud
de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero. Yo me mantengo, y
la vida me mantiene. A mi alrededor veo pruebas de la Ley que opera en
todos los aspectos de mi vida. Refuerzo todo lo que aprendo con convicción y
júbilo. Mis días se inician con gratitud y alegría. Con entusiasmo me anticipo
a las aventuras del día, porque sé que en mi vida “todo es bueno”. Amo y acepto
lo que soy y lo que hago. Soy la viviente, enamorada y jubilosa expresión de la
vida. Todo está bien en mi mundo.
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