Sabemos por
tradición que la bolsa de remedios caseros de la abuela contenía un tesoro de
hierbas olorosas . El té de hierba buena
servía para mitigar el dolor del estómago,
el eucalipto despejaba una nariz tapada y una maravillosa infusión de
manzanilla calmaba a un bebé llorón, mejor que el arrullo de Brahms.
Completando la apreciación de las Reglas o Religiones Africanas, relativa a la determinante influencia espiritual y material de la vegetación como fuente indispensable de la vida humana, ofrecemos en esta edición, una amplia y documentada relación de múltiples plantas con sus facultades curativas y mágicas, y a las divinidades que pertenecen respectivamente.